Haití


Recuerdo haber llegado a este país en el año 1995, detrás del derrocamiento seguido por una huida del territorio nacional protagonizada de forma cinematográfica por Jean Bertrand Aristide, quien fuera primero sacerdote y en el momento de los hechos que acabo de citar: presidente.

Después de un largo viaje sobre un autobús que había partido de Santo Domingo capital de la República Dominicana, atravesamos una frontera complicada y esa misma noche entramos en la capital haitiana de Puerto Príncipe

Deseo que nunca más haya un solo motivo
para tener que derramar  lágrimas
por esta tierra
Fue muy curioso porque había muy pocos pasajeros y entonces el conductor hizo una parada frente a un hotel, por así llamarlo, no tenía luz, ni agua. Realmente toda la ciudad estaba en las mismas condiciones. Volviendo a la historia les comento que bajaron los compañeros circunstanciales de viaje, algunos entraron al hotel, otros se perdieron en la noche y cuando quien escribe iba a bajar el conductor le pregunta: ¿Dónde va usted? Y, entonces, respondí: Pues al hotel. Y este señor suplicando me pidió que le acompañe a guardar el autobús porque no se animaba a caminar por esas calles solo. Creo que ni el diablo se atrevía a hacerlo; nosotros posamos el medio en una zona ocupada por militares de la ONU y cuando ganamos la calle, yo llevaba el pelo corto y por esa razón creyeron que era un soldado. Por su parte, el chofer, aceptó regalar algunos cigarrillos cuando se lo pidieron y así cruzamos frente algunos grupos de zombis, viendo como cientos de sin hogar dormían refugiados debajo de los pórticos o directamente en la calle.

Deseo que sobren los buenos  motivos para
 que sonrisas, como esta, 
abunden  en los
 rostros de la gente de este pueblo 
De noche era feo y de día mucho más; el dinero se dividía por 5 y de esa manera se llevaban los billetes al valor real. La basura había encontrado el lugar donde levantar su reino y la miseria era espantosa. La situación no daba para permanecer allí o recorrer el país. Además de los soldados, prácticamente, no había extranjeros y esa razón sumada a una carambola mientras daba un paseo, la segunda noche, fui invitado a dormir en la casa de la embajadora de México y no se piensen que era un palacio; era una casa común donde sobraban algunas habitaciones y había buena comida.

A continuación, agrego un set de fotografías, donde aparecen algunas pinturas relevantes seguidas  de imágenes mías del año 1995 y otras, más recientes, que encontré en algunos medios.



En el siguiente mapa, recuerden que pueden cambiar la modalidad y o agrandar para ver los detalles, vemos a la Isla La española con dos banderines amarillos; el de la derecha indica la ubicación de Santo Domingo capital de la República Dominicana y el de la izquierda indica la posición geográfica de Puerto Príncipe capital de Haití. También hay una línea azul que marca el límite entre los dos países.


De aquella época y de siempre, destaco el arte de los pintores haitianos, de quienes tengo algunas obras, y la sonrisa de los niños. Eso, que acabo de mencionar, junto a algunos paisajes y la “Ciudadela Laferrière” Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO contrasta con las malas administraciones que no pueden sacar adelante a su pueblo.
Ciudadela Laferrière
Gente humilde que lleva toda una vida poniendo la otra mejilla y para agigantar su desgracia incluso la Naturaleza arremete contra ellos. Les recuerdo que el terremoto dejó una cantidad increíble de muertos, pero parece que el Diablo, ni aun así tenía suficiente porque luego el cólera y otras enfermedades siguieron diezmando a este pueblo. Hoy han pasado más de dos años de la catástrofe que sacudió a Haití y la situación actual sigue siendo desastrosa e insostenible, por esa razón, marcho con un deseo:

¡Qué Dios y el hombre salven a Haití!

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