Es
una república del sureste de Europa que Limita al norte con Montenegro, al
noroeste con Kosovo, al este con la República de Macedonia, al sur
con Grecia, sus tierras se encuentran al oeste con el mar Adriático y al
sureste con el mar Jónico. Siguiendo la carretera
de la costa un taxi me llevó desde la ciudad montenegrina de Bar hasta la
frontera donde no encontré dificultades. Con el sello en el pasaporte sin ningún
contratiempo conseguí un transporte hasta Milot, en el distrito de Krujë y desde allí una combinación
que me descargó, ese mismo día, en Tirana (ciudad capital). Era el año 2006 y la
pobreza, el abandono y el desorden que vi en los pequeños pueblos y zonas
rurales fue lamentable.
A
continuación, agrego una reflexión sobre este país que aparece en uno de mis
libros:
Lejos
de este lugar muchos, de manera equivocada, piensan que Albania es un país
despreciable. ¡Y no es así! Al contrario, es un sitio de gente, buena y mala,
como en todas partes, pero también es un lugar del mapa que arrastra dificultades
de su pasado comunista. Una tierra que cultiva un jardín que son las familias y
sus jóvenes, en el papel de las flores, sonríen y luchan por lograr que todo
mejore. Desde mi punto de vista aquí el éxito está garantizado y si no lo
consiguen sus hijos, los hijos de los hijos de esta gente estoy seguro de que construirán
un país próspero. El camino es difícil, pero la libertad da felicidad y los
pueblos felices progresan.”
Es
la ciudad capital y el sitio donde el pueblo se reveló y tumbó el comunismo que
gobernó el país hasta 1990.
¿Cómo
encontré la ciudad?
Les
recuerdo que corría el año 2006; de día se veía simpática con mucho movimiento
y sus calles llenas de baches profundos hasta el punto de hacer desaparecer por
unos instantes algún Ferrari o Lamborghini. Cuidado estoy exagerando el tamaño
de los hoyos, pero no la calidad de algunos automóviles que se movían por la
zona. De noche las luces y sobre todo los nombres y el estilo de los locales lo
ponen todo más claro. Cuando el sol se va a la cama se quitan la máscara las
discotecas y los bares y a cara descubierta se puede apreciar que aquí llegaron
montañas de dinero para ambientar estos sitios como sus homólogos europeos o
los del otro lado del Atlántico. La zona de marcha es amplia y compacta; no le
falta de nada y tampoco le importaba nada. En el ambiente se siente que detrás
de todo ese progreso hay un ambiente mafioso, pero el que va por diversión poco
le importa el tema. “Sin leyes todos eran reyes”, el ruido es terrible, sonrío
cuando recuerdo haber entrado en un local que tenía un equipo de música tan
potente que sus parlantes eran capaces de mover todo el edificio. ¡Qué belleza!,
la noche de por allí. En aquel momento hubiese apostado mi vida que Tirana se
convertiría en uno de los puntos de referencia de la noche europea. Su gente es
agradable, hablan muchos idiomas y gran parte de la población, gracias a la
televisión, conoce bien el italiano.
Esta
ciudad de la costa, que es la más antigua de Albania, es la segunda en
importancia por detrás de la capital. Tiene playa y en temporada la zona hierve,
pero para salir de noche no hay como Tirana.
Ahora
les dejo porque voy a la desordenada y muy movida estación de autobuses de la
capital para coger un bus rumbo a Macedonia.
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