Es una isla del Caribe donde se respira aire de Francia; aquí la gente es cordial a pesar de que muchos: ¿No quieren? ¿O no saben? Hablar inglés para comunicar con los turistas; de todos modos a la hora de pedir ayuda esto no tiene importancia, porque como ya lo dije en varias ocasiones los caribeños de habla francesa, criolla o inglesa: No saben nada más allá de lo que desean o necesitan.
Es una ciudad con un puerto importante, vigilado por un antiguo fuerte, que posee algunos edificios de época preciosos como los de la catedral y la biblioteca.
Hoy es domingo en la capital y el espectáculo está dentro y fuera de la mayor de sus iglesias. Aquí los cantos no son tan bonitos como los que he escuchado en las parroquias protestantes y para mi gusto la charla le roba terreno al coro, pero de todos modos el momento es sublime porque la catedral es magnífica y sus fieles lucen de manera estupenda.
Quiero destacar que la gente llega aquí con mucha alegría, por la sencilla razón que estos lugares de culto del Caribe se brindan a sus fieles. Esperando el domingo entre semana se curan todos los detalles y cuando llega el momento despliegan un show muy bonito en el que pueden participar todos y sentir esas vibraciones que cargan de felicidad el cuerpo y el alma.
Hoy las calles están vacías y solo algunas tiendas y casas de comida están abiertas. Esta situación hace que sea más evidente la explanada destinada al cielo y los rincones reservados al infierno en Fort de France. De este último lugar mencionado hay dos sitios que quiero destacar: un garito donde se levantan apuestas de carreras de caballos y un antro donde la música no es buena pero hasta pasado el mediodía el ambiente es genial.
Martinica, como todo el resto del Caribe, se destaca por la facilidad que ofrece para realizar actividades marinas y por su flora y fauna es encantadora; dentro de ese entorno podemos visitar fincas de plantaciones históricas donde vamos a encontrar viejas instalaciones productoras de azúcar y ron.
Sin duda Martinica tiene mucho encanto, pero todo no es tan bello y tan dulce como la imagen de la portada del precedente álbum de fotografías, y aunque este es un blog que intenta orientar a los que viajan y, por esa razón, en general evita las críticas, en este caso creo que debo remarcarlas.
De este sitio no me gusta como a crecido; su tráfico enrarecido, las autopistas y los precios desorbitados. Con respecto a esto último les comento que mí personalmente no me molesta pagar precios elevados cuando una cosa lo vale, es más me siento a gusto por hacerlo, pero me da fastidio porque me siento engañado, cuando precios descontrolados me obligan a desembolsar cifras totalmente injustas. En ese aspecto respeto mucho a los Estados Unidos, porque es un país con precios justos. Todo lo contrario ocurre en países bananeros donde la inflación se apodera del sistema y tiene a maltraer a la gente.
En el mapa que aparece a continuación las líneas azules muestran mi forma de llegar y salir de la isla y el banderín amarillo indica la posición de Fort de France.
De este sitio no me gusta como a crecido; su tráfico enrarecido, las autopistas y los precios desorbitados. Con respecto a esto último les comento que mí personalmente no me molesta pagar precios elevados cuando una cosa lo vale, es más me siento a gusto por hacerlo, pero me da fastidio porque me siento engañado, cuando precios descontrolados me obligan a desembolsar cifras totalmente injustas. En ese aspecto respeto mucho a los Estados Unidos, porque es un país con precios justos. Todo lo contrario ocurre en países bananeros donde la inflación se apodera del sistema y tiene a maltraer a la gente.
En el mapa que aparece a continuación las líneas azules muestran mi forma de llegar y salir de la isla y el banderín amarillo indica la posición de Fort de France.
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