
Esta ciudad moderna, que viaja en andas del desarrollo,
lo hace sin descuidar el patrimonio que orgullosa muestra el valor de su
pasado.
Es invierno y yo vengo haciendo camino desde los
Estados Unidos. La ruta es un amor y la nieve, que es preciosa, llega un
momento que cansa; por esa razón, definitivamente, este viaje desde Nueva York
a Quebec, pasando por Niagara Falls, Toronto, Ottawa y Montreal, es preferible hacerlo
en primavera o verano; pero como dicen los españoles: “Esto es lo que hay”. Y,
entonces, sin más protestas, con el clima que tenemos, seguimos.
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Pingúinito paseando por Montreal |
Desde el monte Royal la panorámica de la ciudad es
hermosa. Hay otros parques y los paseos junto a las aguas de sus ríos son preciosos.
Quién como yo venga en invierno debe disfrutar la ciudad blanca e imaginarla
con flores. Montreal sabe defender a sus habitantes del frío y la prueba está
en que su red de túneles subterráneos, que sirve para evitar el mal clima, es
la más grande del mundo.
Cada uno viaja a su medida, yo recordaba esta ciudad de
unos juegos olímpicos y ese recuerdo me trajo hasta aquí. Una noche y dos días,
me detuve en la ciudad. Y como no anduve en busca de juerga, porque tenía la
vista puesta en el horizonte este periodo fue suficiente.
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Panorama de invierno (vista desde el monte Royal) |
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Panorama de primavera (vista desde el monte Royal) |
En el siguiente mapa vemos como Montreal esta ubicada sobre la isla del mismo nombre. Les recuerdo que el mapa es interactivo; en la modalidad Earth pueden ver las imágenes de satélite y si empequeñecen el mapa con el botón de signo (-) van a poder ver la ubicación local o global de la ciudad.
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