En
la zona de tres fronteras, donde se encuentran: Colombia, Brasil y Perú, está
el pueblo de Santa Rosa que pertenece al último de estos países mencionados. Es
un sitio de una sola calle donde la electricidad se pone en marcha a las 5 de
la tarde y a las 9 de la noche les abandona hasta la jornada venidera. Allí
pasé algunas horas en un cuarto y en el momento de marchar recuerdo cuán difícil
fue recoger mis cosas a oscuras. Era plena madrugada, pero fuera del portal del
hospedaje había conductores de moto-taxis esperando tener la fortuna de pillar
algún pasajero —Qué desastre; pobres muchachos una noche en vela para conseguir
un par de dólares americanos—. Minutos más tarde, llegué al embarcadero, donde estaba
el responsable de emigración, cumpliendo con las formalidades. Terminadas
estas, montamos en una embarcación rápida y partimos.
Cuando
se levantó el telón del cielo apareció el amanecer sobre el río. Además, de ese
espléndido espectáculo el paisaje no ofreció grandes variantes; agua, árboles y
cada tanto una aldea o una sola choza indicaba la presencia de gente. De todos
modos para mí que ya había navegado el Amazonas durante 4 días y 4 noches, de
manera continua, no hubo sorpresas. Esta vez, fueron 11 horas de camino sin
inconveniente, después de eso, por fin la barca aminoró la marcha y entró en un
rincón del río frente a la ciudad peruana de Iquitos, que está ubicada en la
confluencia de los ríos Ucayali y Marañón.
Un
bonito paseo sobre la barranca del río, algunos edificios del inicio del siglo
pasado y su antigua catedral son el alma de esta ciudad que se levanta, lejos
de todo, en el Amazonas peruano.
Aquí
como medio de transporte se utiliza el motocarro al igual que en Tailandia,
solo que estos son mucho más feos. En las horas de punta el tráfico es terrible
y uno piensa: ¿De dónde salen tantos vehículos? Por fortuna, durante el resto del
día la ciudad se presenta como un pequeño pueblo.
Dos
caminos fluviales nos sacan de un Iquitos, que no tiene conexión terrestre con
la capital. En ambas alternativas estamos obligados a remontar un río, pero si
escogemos la más complicada la travesía demora una jornada más, 4 días de
navegación. Después de ese sacrificio llegamos a Pucallpa, una ciudad que se
levanta a orillas del río Ucayali, donde la iglesia sigue siendo el edificio
más alto.
Les
dije que este era el camino más difícil porque, además, de tener un día más de
navegación ahora para ir en busca de Lima hay que cruzar la cordillera y
todavía hace mucho frío.
De
la selva al desierto, después de tanto verde la vista agradece el amarillo de
la arena. Del llano a la montaña para ver las águilas y del río al mar para ver
otro tipo de deportes acuáticos.
En
mi cuarta visita a la ciudad encuentro con alegría avances significativos en
las actividades turísticas y el desarrollo económico. Además de eso, los
lugares destacados de siempre están más bonitos, pero en los barrios más pobres
la situación sigue siendo horrible como en el resto de América latina.
Acaba
de iniciar la primavera, el día es soleado y al mediodía la playa se puebla de
surfistas, mientras que las aves pescadoras que ya penan por ver su territorio
invadido en las aguas del océano se muestran sorprendidas al ver como los
practicantes de aeroextreme invaden su territorio en el cielo.
Cuando
el sol se va a la cama la ciudad bulle y como información les comento, a todos
aquellos venidos de afuera, que para salir aquí a cuerpo de rey necesitan solo
150 dólares. El área de diversión se localiza en la Calle de la Pizza, ubicada en
el pintoresco barrio de Miraflores o en el Barranco. Mientras que a todos
aquellos que se sientan mejor atraídos por la cultura; les digo que los museos
junto a los teatros ofrecen buenas oportunidades. Para terminar, en el espacio reservado
a los varones que vienen a hacer “El Inca”, recomiendo visitar: “Las Cucardas”,
hay que coger un taxi y pedir que les lleven allí. Les aseguro que no se van a
arrepentir de la visita.
Sepan
disculpar que me fui por las ramas; antes de mencionar el sitio más importante
de la ciudad: El centro histórico de Lima, con una plaza de armas increíble y
un buen puñado de edificios coloniales que todavía lucen balcones de madera, es
magnífico.
Ahora, un poquito de música andina
La
comida peruana es exquisita y en la capital es muy sencillo comprobar como los restaurantes
dan buena muestra de esta característica.
Voy
a hacer dos presentaciones sobre Perú; les digo esto para que no se preocupen
al notar que continúo camino hacia el sur. Ahora bien a los que vayan a venir
por aquí les comento que es muy común que en el medio de la carretera detengan
el autobús y roben las pertenencias de todo el pasaje, entonces, mi consejo es
que tengan algo con ustedes y el resto quede en la maleta que llevan en la
bodega. Además de eso, sepan cargarse de paciencia porque las empresas culpan
de todos sus fallos y terribles retrasos a los ladrones aunque estos, entre
comillas, no hayan estado trabajando.
En
Perú es curioso ver el trazo de la carretera que corta montañas de arenas que
caen al mar; es curioso también ver algunas focas o incluso colonias de lobos
marinos y es bonito encontrar en el camino un oasis como Ica en la planicie desértica
peruana. Esta zona, que vio levantar civilizaciones como: Paracas, Wari, Nazca
e Ica, es muy interesante porque se sabe que está habitada desde hace más de
9000 años.
Es
un lugar cargado de misterio donde las líneas trazadas sobre las planicies: Pampas
de Jumana, en el desierto de Nazca son bombones para el alma de investigadores
y simples visitantes que llegan hasta aquí procedentes de todo el mundo. Una
vez sobre el terreno para ver las líneas se puede subir a un simple mirador,
para muchos —entre los que me incluyo— es suficiente, o contratar un paseo en
avioneta y, de esta manera, seguir con precisión los detalles. (El costo de la
excursión no la hace prohibitiva)
Es
una ciudad ubicada, a 2300 m sobre el nivel del mar, en las montañas del desierto
de Los Andes, que está construida casi totalmente en sillar, una clase de
piedra volcánica responsable de que a esta antigua urbe se la llame: “Ciudad
Blanca”. A pesar de la altura tiene tres volcanes que la vigilan desde
arriba y uno que es el más galán de nombre: “El Misti”, acapara todas las
miradas.
En
esta ciudad bonita con una Plaza de Armas preciosa, es interesante ver las
casas coloniales construidas durante el siglo XVII y XVIII y visitar el
convento de La Santa Catalina, el más grande del mundo y sin duda el sitio más interesante
de Arequipa, Una ciudad dentro de la ciudad misma construida en 1580; a partir
de entonces las monjas viven allí sin ningún contacto con el mundo exterior. La
curiosidad de este sitio radica en que por casi 4 siglos Arequipa no sabía como
era aquello y mucho menos lo que pasaba allí dentro, hasta que en 1970 una
parte grande del convento abrió sus puertas al público. Mientras que el área norte
del complejo sigue destinada a hospital monjas de clausura.
Quien
como yo ha visto esta ciudad capital del folclore peruano que se levanta a orillas del Titicaca, el lago más
alto del mundo a 3800 metros sobre el nivel del mar, cuando era solo un poblado
sin duda queda sorprendido al ver de que manera ha crecido. Incluso el lago que antes no tenía nada ahora
tiene cientos de criaderos de truchas que sin duda dan un impulso económico a
esta región rica en minerales.
Ahora abordo un autobús que, junto a un grupo de gente autóctona, me lleva a la frontera para seguir camino por Bolivia, si les apetece continuar conmigo hagan un click sobre el enlace anterior y si prefieren, regresar en el tiempo, para saborear el Perú de mi primer visita que incluye Cusco y Machu Picchu, solo tienen que pinchar sobre su enlace.
Paso de frontera Perú-Bolivia En el siguiente mapa de Google aparecen marcados algunos de mis viajes |
No hay comentarios:
Publicar un comentario